BEE

El día de primavera parece tranquilo y apacible. Sin embargo, bajo el lienzo salvajemente salpicado de un prado sembrado de flores, miles de ellas se enzarzan en una carrera desesperada por la supervivencia. Las obreras beese afanan a un ritmo frenético, transportando un precioso cargamento de néctar y polen para depositarlo en las estrechas celdas de los panales, donde alimentarán a los zánganos y las larvas bajo la mirada de una reina majestuosa. En la claustrofóbica colmena, un zumbido ensordecedor demuestra la devoción de las bee, sin que ni una sola obrera se detenga a cuestionar su papel en el perpetuo ajetreo de la vida de la reina.