Fue en Florencia, durante el Renacimiento, donde comenzó la moda de perfumar el cuero, y dio lugar a una verdadera locura por los accesorios de cuero perfumados, con guantes de cuero perfumados con jazmín que se convirtieron en el epítome del estilo. Es un matrimonio hecho para ser: el jazmín y el cuero se pertenecen mutuamente, cada uno aportando su propia singularidad a una nota personal atemporal.