¿Por qué caemos rendidos ante la fragancia del oud, una madera excepcional y tremendamente poderosa? Emprendemos un viaje fabuloso para descubrir los orígenes del oud y llegar hasta sus fuentes actuales.
Desde hace unos diez años, el oud se ha convertido en una nota olfativa con gran protagonismo en la perfumería nicho y de lujo. Pero esta materia prima, más allá de estar de moda, es uno de los pilares fundamentales del universo de las fragancias. Tiene un fuerte vínculo con la cultura, las religiones y lo sagrado, por lo que lleva presente entre nosotros desde el principio de los tiempos…
No obstante, el oud está rodeado de secretos. No es fácil llegar hasta sus raíces. Su producción depende de generaciones de familias implicadas en el arte ancestral de su cultivo y destilación, que preservan prácticas tradicionales con peculiaridades únicas según la región de procedencia.
El aceite esencial de oud se obtiene por destilación al vapor y su fragancia es intensa, con matices ahumados, balsámicos y ligeramente animálicos.
El arte de la paciencia
¿Qué es el oud? ¿Cómo se obtiene? El oud procede del árbol Aquilaria, nativo del sudeste asiático (India, Tailandia, Camboya, Malasia, Indonesia) que, al infectarse de un hongo, produce una resina como mecanismo de defensa cuyo olor puro es tan poderoso como un narcótico. Hay quienes dicen que puede recordar a otros olores conocidos como el de un establo, el de las cabras o, incluso, el queso.
El aceite esencial de oud se obtiene por destilación al vapor y su fragancia es intensa, con matices ahumados, balsámicos y ligeramente animálicos.
Una vez se corta el árbol, cada pedazo de madera es revisado meticulosamente. Todas las partes oscuras se pueden utilizar para producir esencia. Este laborioso proceso da como resultado una clasificación según el grado de concentración de la resina, lo que luego se traducirá en oud de diferentes calidades.
Imagen cortesía de Chris Maurice.
Se necesitan entre 30 y 40 árboles para conseguir 1 kg de esencia, por lo que el cultivo de la Aquilaria debe responder muy bien a una gestión eficiente para conservar la especie; de lo contrario, su sobrexplotación lo haría desaparecer.
Su escasez y minucioso método de producción convierten a este ingrediente de la perfumería en una de las materias más costosas. Su precio puede oscilar entre los 4.000 dólares del oud indio hasta los 16.000 euros del de Laos.
Imagen cortesía de Chris Maurice.
“El oud salvaje puede llegar a costar 50.000 dólares el kilo o lo que pidan por él porque es único”, apunta el perfumista Chris Maurice, al que contactamos desde la otra punta del mundo, en Laos, donde se encuentran las plantaciones que gestiona desde hace 20 años. Maurice es uno de los escasos expertos en oud del mundo occidental y conoce muy bien los secretos de esta materia prima única, desde su cultivo hasta el arte para trabajarla en el perfume. Pero volvamos al principio de esta historia, al origen…
“El oud salvaje puede llegar a costar 50.000 dólares el kilo o lo que pidan por él porque es único”, desvela el perfumista Chris Maurice.
Oud, conexión con lo sagrado
Se puede leer en el libro El buscador de esencias, de Dominique Roques: “Desde la Antigüedad hasta el siglo XVI, a esta madera se la llamó de distintas maneras: madera de agar, en sánscrito; madera de aloe, en la Biblia; madera de águila, por los navegantes portugueses; y simplemente oud, por los árabes. También se denomina madera de los reyes, que quizá sea el nombre que mejor le va, en homenaje a su valor, a su singularidad, a su potencia y a su aura a través de la historia, en las cortes y los palacios, desde la India hasta Versalles”.
Roques, que se ha dedicado durante más de 30 años a recorrer el mundo en busca de recursos naturales para la producción de perfumes, nos presenta a través de este compendio de esencias a Damien Schvartz, el socio francés de una destilería de oud en Bangladesh, Jalali Agarwood. Aparte de su experiencia sobre el terreno, Schvartz es un experto en los orígenes del oud. Sus estudios universitarios en historia y su pasión por el oud le han impulsado a investigar sobre las raíces de esta materia prima, dando lugar a un manuscrito, Le bois du Paradis.
Con gran amabilidad, Schvartz responde a nuestras preguntas y nos regala una fascinante clase de etimología: “Oud es una palabra árabe que significa ‘madera’, se refiere a la mejor de las maderas, la madera por excelencia. También se llama ‘aluwwa’ en árabe, un nombre derivado del griego ‘aloe’. La palabra ‘aloe’ se encuentra en el Nuevo Testamento y en la Septuaginta (traducción griega del Antiguo Testamento). Traduce el nombre hebreo ‘ahalot/ahalim’”, explica.
“El interés europeo por el oud ha cambiado con el tiempo: muy popular e importante en la época medieval, fue olvidado a finales del siglo XIX y principios del XX”, explica Damien Schvartz, de Jalali Agarwood.
En la Edad Media, el oud se relaciona directamente con el paraíso. Se pensaba que procedía del Jardín del Edén, pero esta creencia termina en el siglo XV, cuando los portugueses llegan a la India.
“El oud fue olvidado en el siglo XIX y los perfumistas occidentales lo redescubrieron recientemente a principios de los años 2000 a través de Medio Oriente”, desvela Schvartz. Pero a los perfumistas les ha llevado un tiempo comprender toda la complejidad del oud y aún hoy muchos desconocen su origen.
Actualmente, el oud que produce en Jalali Agarwood, junto a su socio bangladesí, Muslah, confiere fuerza y voluptuosidad a las creaciones de firmas de alta perfumería. “A la madera de mejor calidad se la llama sinking grade. La madera es tan negra como el carbón y tan pesada que ya no flota en el agua, sino que se hunde como una piedra”. ¿A qué se refiere Schvartz? Vamos a descubrirlo.
¿A qué huele el oud?
Desde Laos, Chris Maurice comparte una lección magistral sobre las peculiaridades olfativas del oud. Maurice, perfumista, procede de la familia Carbonnel, empresa española centenaria dedicada a la producción de aceites esenciales e ingredientes aromáticos, además de a la creación y diseño de perfumes.
Con el oud que producen sus plantaciones elabora sus propios cautivos naturales que luego utiliza para la creación de fragancias. Reconoce que las plantaciones han contribuido a mantener una producción de oud que, aunque reducida, se mantiene estable. Además, gracias a esta actividad, se apoya a las comunidades locales, contribuyendo a mejorar su economía y bienestar.
¿Es cierto que el oud huele diferente dependiendo de su lugar de procedencia? Revela que existen diferencias olfativas. Hay hasta 16 variedades de familias de árboles, pero no todos tienen el mismo rendimiento. “Hay solo unas tres familias que tienen interés: malaccensis, crassna –que son las que están en la India, Tailandia, Camboya e Indonesia– y sinensis, de China, pero no crece tanto y no es tan rentable”, aclara.
Pero lo que hace realmente único su aroma es “la receta” seguida para su destilación; es lo que va a dar un olor más dulce, como sería el oud de Tailandia, o más animálico, como el de la India. El que produce Maurice, en Laos, es más lactónico y suave.
Después de la técnica de destilación, es la pericia del perfumista a la hora de trabajar el oud lo que se va a traducir en un oud totalmente singular. “Cada perfumista puede hacer su propio oud”, comenta para que entendamos la importancia que tiene lograr un sello olfativo propio como autor de perfumes.
“Lo que hace realmente único al oud es ‘la receta’ que se siga en su destilación. Puede resultar un oud más dulce, animálico o lactónico”, expone Chris Maurice.
El oud, un rara avis en los perfumes
Llega el ansiado momento de sentir el oud en los perfumes. ¿Dónde lo podemos encontrar? Para no perderte entre fragancias de nombres grandilocuentes, como regla general, centra tu atención en la perfumería nicho independiente.
Por ejemplo, el perfumista Ramón Monegal, apasionado de este ingrediente, no oculta que llegó a pagar una cifra escandalosa por el oud salvaje de Alhambra Oud para proporcionar a la esencia un carácter excepcional.
No podemos pasar por alto Alexandria, de Xerjoff, un perfume que lleva la firma de Chris Maurice, y que supuso un punto de inflexión por su empleo del oud al combinarlo con notas afrutadas, especias y flores. En esta línea, encontramos Ombre Nomade, fragancia orquestada por Jacques Cavallier-Belletrud para Louis Vuitton, que mezcla la madera de agar con notas de benjuí y frambuesa. Y la más reciente, Oud Maracujá, de Maison Crivelli, obra de Jordi Fernández.
Precisamente, Jordi Fernández es quien nos explica cómo hemos adoptado la nota de oud en nuestros días: “El oud moderno ha evolucionado para explorar nuevas dimensiones y combinaciones sorprendentes con ingredientes que tradicionalmente no se han asociado con él. Al mezclar el oud con notas más ligeras o inesperadas, la fragancia puede lograr un equilibrio que atraiga a un público más amplio y, al mismo tiempo, honrar la profundidad y la riqueza del oud”.
Oud Maracujá pertenece a una trilogía compuesta por Oud Stallion y Oud Cadenza, donde Fernández ha jugado con ingredientes inesperados que realzan y complementan el oud. “Al mezclar el oud con notas más ligeras, creo un equilibrio cautivador que muestra su complejidad de una manera fresca y contemporánea”, dice.
“El oud moderno ha evolucionado para explorar nuevas dimensiones y combinaciones sorprendentes con ingredientes que tradicionalmente no se han asociado con él”, explica el perfumista Jordi Fernández.
La perfumista Ana Gómez, de Iberchem, destaca que las combinaciones de oud con algunas especias como la canela, el comino y el clavo son muy interesantes. En cuanto a las flores, la rosa y el jazmín suelen ser las más frecuentes.
“Equilibrar las notas del oud con el resto de los ingredientes es un arte que requiere mucha experiencia, ya que el oud es muy potente y puede llegar a anular o tapar otros ingredientes”, señala Gómez, al tiempo que precisa que incorporar solo un 0,1% o un 0,5% de oud puede aportar un toque de profundidad y misterio a la fragancia.
Belén García, Master Perfumer de Eurofragance, compañía que lleva más de 30 años trabajando en Oriente Medio, coincide en que el oud es muy versátil: “Se combina de forma excelente con otras notas amaderadas, marinas, florales y frutales”. Su experiencia en la filial de Dubái le ha proporcionado gran destreza en el manejo de esta materia. “Puedo identificar qué ingredientes combinan mejor según el perfil olfativo del oud que quiero utilizar”, explica.
¿Por qué el oud resulta tan cautivador? Jordi Fernández indica que se debe a su complejidad. “La riqueza, la opulencia y la fuerza de este ingrediente mágico crean una sensación mística que te transporta a otro mundo cuando lo hueles”, confiesa.