Desde el siglo XX perfumarse se ha considerado más un acto de placer que de higiene. Aplicarte la fragancia es parte de tu rutina diaria y tiene como finalidad oler bien para ti y los demás.
Y a pesar de que este hecho nos brinde confort y seguridad -que al final son sensaciones placenteras- el acto de perfumarte por placer está un poco olvidado. Más allá de la aromaterapia -de la que ya hablaremos en otro momento- el hecho de envolverte en el aura de una fragancia no tiene otra finalidad más que esa: rodearte del placer, sumergirte y embriagarte en un perfume.
Seguramente habrás escuchado el término Boudoir, cuya traducción literal es tocador. Pero la palabra es mucho más un concepto que un mueble o un área de tu casa. El Boudoir es ese espacio de evasión, de placer y de relajación que nos ofrece un remanso de nuestra vida cotidiana o bien, es un placer que está ahí para cuando queramos hacerlo nuestro; o incluso como preparación para en evento especial… o un encuentro sexy con tu pareja.
En este momento tan tuyo, el perfume ocupa el primer lugar. Y no solo es el que aplicarás en tu piel al final del ritual, sino el que te acompañará a lo largo del mismo. ¿Quieres saber como darte ese gustazo personal tan tuyo?
El preludio
Si puedes, baja la luz del cuarto de baño hasta volverla sutil, suave. Si no, puedes poner sobre ella una gasa translúcida… o mejor aún: ilumina tu baño con luz de velas aromáticas. Verás que exquisitez. Algunas de las más deliciosas son las de Dyptique, L’Artisan Parfumeur, pero también hay firmas cosméticas que hacen velas como parte de la extensión de línea de sus fragancias. Son envolventes y de aroma embriagador.
El momento
Si tienes bañera, tienes una joya en tu baño. Vierte en ella aceites perfumados y del de baño de tu fragancia favorita y relájate al sumergirte en ella. Otras opciones son las pastillas efervescentes para el baño: Chanel lanzó este año unas sensacionales con la fragancia de Chanel No. 5. Si no tienes bañera, el placer también es posible: ponte bajo la ducha a una temperatura media -ni muy caliente ni muy frio- y con una presión media. Deja que el agua toque tu piel y disfruta dándote un masaje con una esponja impregnada en espuma de tu gel de ducha favorito.
El final
Al salir del agua, sécate con toques suaves de la toalla o mejor, ponte una bata de baño y con suavidad, masajea tu cuerpo con una crema de cuerpo o un aceite corporal y mientras tu piel lo absorbe, respira profundamente su fragancia. Al final, corona tu ritual aplicando tu perfume favorito.
Un tip para que esta experiencia sea suave y delicada: si la fragancia que usas normalmente es potente, trata de usar una más suave para este ritual. El perfume tiene que envolver y arropar, nunca invadir. Si el aroma es demasiado intenso, la experiencia puede ser poco agradable, así que prueba antes el perfume y los productos que usarás para este momento tan tu, tan Buoudoir.