Rodrigo Flores-Roux
"Los perfumistas hablan un lenguaje sin palabras, pero absolutamente significativo: es completamente universal".
Cuando Rodrigo Flores-Roux tenía cuatro años, rebuscó traviesamente en la cómoda de su tía, encontró un frasco de perfume y se lo metió apresuradamente en el bolsillo. "Era precioso", recuerda. Pero entonces el frasco goteó y el fuerte aroma invadió la habitación. "Tanto mi madre como mi abuela me regañaron por haber robado el frasco, ¡y por haberme estropeado los calzoncillos!".
A partir de ese momento, Rodrigo se enamoró de los aromas.
Sin duda, ha hecho de la fragancia el centro de su vida. Tras asistir a una escuela de perfumería en Francia, regresó a su tierra natal, México, donde comenzó su carrera en 1991. Siempre inmerso en la historia y el arte, sus creaciones se nutren de su amplio abanico de intereses. La amplitud de sus conocimientos de polímata queda patente en sus perfumes. "Puedo hacer minimalismo bastante bien, pero en el fondo soy maximalista. Me han dicho que mis perfumes son 'parlanchines' y evolucionan como conversaciones interesantes y llenas de matices, evocadoras y atrevidas
. No sé hacer perfumes sutiles… ¿Para qué molestarse?
