Pierre Negrin
Para Pierre, la definición de lujo es lo que es raro y auténtico: materiales de calidad que se dejan respirar libres y sin sofocar. Se esfuerza por cultivar estos productos únicos, celebrando su naturaleza áspera y esencial, utilizándolos de forma sabia y deliberada. Pierre aprecia especialmente las notas que "no son demasiado fáciles, como las notas animales, cálidas, amargas o especiadas… "
Pierre Negrin nació en Grasse, en el sur de Francia, donde sus dos abuelos eran comerciantes de productos y plantas para la creación de fragancias. Cuando los visitaba de niño, recuerda con cariño haber descubierto "una cueva de Aladino de aromas: cestas repletas de jazmines y sacos de rosas".
Pierre aspiraba al principio a ser fotógrafo. Habla con pasión del trabajo de Robert Capa y Henri Cartier Bresson, de la Agencia Magnum, y de los paisajes de Ansel Adams. Un verano, siendo estudiante de física y química en busca de prácticas, un amigo perfumista le ofreció un puesto en su taller. Fue allí donde Pierre experimentó un universo totalmente nuevo que le sedujo por completo. "De repente me di cuenta de que, en lugar de expresarme con la luz, podía hacerlo a través de la fragancia".
Pierre Negrin no aprendió perfumería en una escuela especializada, sino en laboratorios de fragancias.
A principios de la década de los go, dejó Francia para trabajar en México y, finalmente, se trasladó a Estados Unidos. Más tarde, en 2008, se unió a las filas de los perfumistas consumados del New York Fine Fragrance Center de Firmenich.
Para Pierre, EE.UU. representa una cierta facilidad y un ambiente relajado que le encantan. Los contrastes entre Estados Unidos y Francia son el equilibrio perfecto de su vida. Adora Córcega y el sur de Francia, donde visita su casa familiar de Callian varias veces al año, y habla con cariño de sus recuerdos olfativos, todos nacidos allí: el aroma de la jara en la brisa matinal, el olor del mar, el frescor del eucalipto mezclado con el perfume redoliente de su tierra caliente y costera. Está especialmente apegado a estas notas terrosas. "Creo firmemente que la tierra es la materia, el verdadero origen de nuestra industria. Siempre está en mi mente. Puedes tener la cabeza en las nubes mientras tengas los pies en la tierra".
Por su excelencia en la perfumería creativa, Pierre recibió en 1990 el Premio Internacional de Creación de Fragancias de la Sociedad Francesa de Perfumistas.
A Pierre le gusta comparar su trabajo con la escritura, admite una admiración imperecedera por Albert Camus y siente un afecto especial por Marcel Proust, que "me hace bien". También le fascinan las imágenes y cómo se perciben sus fragancias, cómo suenan. Pierre está convencido de que, más allá del tema, una obra maestra está en la forma en que se componen sus ingredientes: incluso los ingredientes más humildes pueden dar lugar a una obra de arte. Pierre es un hombre exigente, refinado y reservado, pero también epicúreo. Celebra los pequeños placeres de la vida y se siente atraído por una vida disciplinada, en la que monta en bicicleta a diario y practica yoga con regularidad. No aprecia la ostentación ni el exceso, prefiere lo sencillo y minimalista. "Soy natural, no tengo nada que ocultar. Nadie es perfecto. Las horas de trabajo son las que marcan la diferencia", reflexiona filosóficamente. Está claro que el talento de este perfumista sólo es comparable a su sabiduría.
