Olivia Jan
"La naturaleza como punto de anclaje".
De niña, mucho antes de conocer la perfumería como profesión, Olivia Jan solía remojar flores en agua para extraer los aceites perfumados. El contacto con la naturaleza era habitual para quien creció en el corazón de un parque natural del noreste de Francia, donde cada estación tenía un olor: lilas y madreselva en primavera, agujas de abeto calentadas al sol del verano, tierra mojada en otoño e invierno. Aún hoy, dedica un amor especial a las materias primas naturales "que tienen una historia que contar y aportan profundidad": la suavidad de la mimosa, el frescor floral del jazmín sambac, la fuerza del pachulí… Esta urbanita de dedos verdes cultiva todo tipo de plantas aromáticas en su azotea. Su sensibilidad hacia la naturaleza y los elementos se refleja en sus composiciones, a menudo inspiradas en las atmósferas o sensaciones que se sienten en determinados lugares. Constantemente a la búsqueda de nuevos maridajes, le encanta experimentar con encuentros inesperados entre ingredientes y dejarse sorprender por ellos, hasta la prueba que hará latir más rápido su corazón.
