Nicolas Beaulieu
Hacer perfumes agradables de llevar, perfumes de convivencia, combinar diferencias, unir vidas.
Nicolas crea para ver florecer sonrisas y oír a la gente decir: "Me encanta llevar tu perfume. Esa es la mejor recompensa. Me gusta poner mi corazón y mi talento para dar placer a la gente, hacer que mi amor por compartir sea accesible a todo tipo de personas. Ese es el lujo de mi profesión". Se puede trabajar en beneficio de todos y utilizar formas olfativas de todo tipo. La versatilidad de los olores se aplica a la diversidad del mundo y Nicolas conoce todos los tipos de perfume. Los domina todos, juega con ellos y tiende puentes inesperados.
De niño, Nicolas vivía en un pueblecito de veinte habitantes cerca de Provins, en una casita con jardín. En aquella época, los olores formaban parte de su paisaje. "La granja, las rosas, el jardín, la tierra, las especias de la cocina de mi madre… Estaba rodeado de olores". Una asesora profesional le ofreció la oportunidad de su vida cuando le habló de Isipca: "Me acordé de la jornada de puertas abiertas de Isipca y de la impresión olfativa tan extraña que me causaron todos los olores, la decoración, el parqué, los preciosos paneles de madera Era todo un mundo, una experiencia". Desde aquel día, Nicolas siempre ha sido consciente de su buena suerte por haber encontrado su vocación.
Empezó explorando la creatividad técnica de la perfumería funcional. "Superar los retos técnicos también es creativo Puede que no sea artístico, pero es creativo. Tener entre manos una nota especialmente volátil, mantenerla en un punto determinado de evaporación, dominar la temperatura, ajustar el vapor… eso es la perfumería funcional. Gracias a estas experiencias, uno se capacita para experimentar. Hay que tener determinación y probarlo todo, pero en realidad no funciona si no está respaldado por el rigor".
