Juliette Karagueuzoglou
Crear marcadores olfativos para las personas y sus familias, marcadores que perduren, conexiones, aventuras duraderas, recuerdos perdurables, una forma de
eternidad.
Lo que llama la atención cuando estás con Juliette es su risa, una risa grande y hermosa, plena, corta y efusiva. En ella se percibe su fuerza y su calor. Todo su cuerpo vive al unísono con esta risa. Con ella, sus ojos brillan y se posan como un pájaro en una rama a la espera de la próxima explosión. "Me encanta la emoción, esa riqueza emocional que se acumula yendo a conciertos o a cualquier actuación en directo. Me encanta sentirme viva, sentir que resueno, que mi cuerpo se estremece, llorar. Estos momentos de vida o emoción me hacen sentir más vivo. Esta fuerza emocional me impulsa y me hace darme cuenta de que estoy vivo. La sensación de vida, de alegría, es mi fuerza motriz". Y Juliette no quiere detenerse nunca. Quiere devorar la vida.
Y para ello, Juliette se lanza a las ciudades, explorándolas a pie. "Porque sólo caminando se pueden apreciar los detalles y la diversidad". París y Nueva York son sus ciudades favoritas, dos lugares de conocimiento, rebosantes de vida, dos faros en su educación, dos lugares llenos de bibliotecas. "Me encantan las bibliotecas y las librerías. Estos libros son tan ricos Cuando vives en París, te das cuenta del tesoro que tienes cuando tienes tantos libros, tantos lugares para estudiar".
Juliette supo desde muy pequeña que quería ser perfumista. Así que empezó yendo a la jornada de puertas abiertas de Isipca y centrándose en las ciencias. "Entré en Isipca en 1999 y me convertí en perfumista en 2007. Hay que conocer a las personas adecuadas en el momento oportuno". A Juliette le gusta volver sobre sus pasos, recordar su vida de estudiante, que vivió a tope, como en una película, con la Orilla Izquierda. "Estaba en el Campus de Jussieu y el Jardin des Plantes era mi entorno cotidiano, con su mezcla de ciencia y naturaleza. Es un lugar que se siente un poco fuera del tiempo, con sus increíbles exposiciones, sus museos científicos, su invernadero tropical y su colección de animales salvajes, todo realmente exótico, en pleno centro de París". Y añade: "Me encanta la ciencia, es un pozo sin fondo de conocimientos en constante evolución".
