Además de perfumista, fue guardián de la memoria y fundó la Osmothèque, un conservatorio internacional de perfumes.
Jean Kerléo (1932-2015) fue uno de los grandes perfumistas franceses del siglo XX, conocido por su refinamiento, discreción y profundo respeto por la historia olfativa.
Formado en Roure, se unió a Jean Patou en 1962, donde fue el perfumista exclusivo durante más de tres décadas.
Su creación más famosa, 1000 (1976), es una obra maestra de paciencia y complejidad, construida en torno a materiales nobles como el jazmín y el sándalo. También creó Ma Liberté, Sublime y fieles reinterpretaciones de los grandes clásicos de la casa, como Joy.
Más que un creador, Kerléo fue también un guardián de la memoria: en 1992 fundó la Osmothèque, el primer conservatorio internacional de perfumes. Esta instalación única conserva y reconstruye perfumes históricos, convirtiéndose en una referencia para profesionales y aficionados.
Hombre humilde y culto, Jean Kerléo supo combinar tradición e innovación, sin ceder nunca a lo efímero.
Su obra es la de un perfumista que vio en cada fórmula una arquitectura, un patrimonio, un arte de largo recorrido.