Se veía a sí mismo como músico de jazz y se convirtió en creador de perfumes.
Jean Jacques nunca dio por sentada la perfumería. Su primer amor fue la música. Pianista antes que perfumista, cruzó las puertas del ISIPCA con más intuición que certeza, y una respuesta desarmante a su examen de ingreso: "Porque soy pianista". La armonía de las notas, ya sean sonoras u olfativas, siempre le ha fascinado.
Dio sus primeros pasos en la profesión en Quest y Fragrance Resources, antes de perfeccionar su aprendizaje en Kao, donde permaneció cuatro años. Pero fue en 1997 cuando su destino se ancló verdaderamente en la creación: Takasago le abrió sus puertas, y Jean Jacques puso en práctica su talento. No sólo componía, también trabajaba entre bastidores, supervisando la excelencia de las materias primas y armonizando el catálogo de ingredientes de la casa japonesa.
Pierre Bourdon, su primer jefe y mentor, le transmitió su exigencia y audacia. Inspirado, firmó fragancias que se han convertido en icónicas: Hyperbole de Courrèges, Gentleman Only y todos los perfumes de Isabey.
Pero fue en 2019 cuando experimentó un giro decisivo: se convirtió en perfumista de la Casa Caron, uniéndose a una parte de la historia olfativa francesa. Cada creación es un diálogo entre tradición y modernidad, en el que se expresa plenamente su amor por la belleza y lo correcto.
Para él, crear no es un trabajo ni un reto, sino una necesidad. Una búsqueda de la emoción pura, donde cada acorde debe sonar como una nota musical. Siempre en equilibrio, siempre en movimiento.
En 2024, se une a la prestigiosa Casa Chanel como perfumista interno.