Home
profile

François Coty

Entre la ambición bruta y la pasión estética, forjó un imperio e inventó, sin saberlo, la perfumería moderna.

François Coty, nacido Joseph Marie François Spoturno en Ajaccio en 1874, fue el huracán que puso patas arriba la industria del perfume, el hombre que introdujo el lujo en la era industrial sin abandonar nunca sus sueños. Corso de sangre, visionario por naturaleza, se fue a París con el celo de los que saben que han nacido para dejar huella. Allí, entre ambición bruta y pasión estética, forjó un imperio e inventó, sin saberlo, la perfumería moderna.


Aprendiz en los laboratorios de Givaudan, no tardó en darse cuenta de que el perfume es tan bueno como su envase. En Grasse creó su primera obra maestra, La Rose Jacqueminot, que presentó en los grandes almacenes en 1904. El éxito fue arrollador. Ya no se trata sólo de agradar: se trata de seducir, de invadir, de reinar.


Coty era tanto perfumista como hombre de negocios, tanto esteta como estratega. Colaboró con René Lalique, revolucionando el frasco y democratizando la elegancia. Su genio reside en la tensión entre el absoluto de la belleza y el poder del comercio. Creó L'Origan, Ambre Antique y Chypre -este último da nombre a toda una familia de perfumes, prueba de su titánica influencia.


Voluntariamente excesivo, a veces tiránico, Coty reinaba sobre un negocio colosal, un reino de aromas donde imponía su ley. Senador, mecenas de las artes, jefe de prensa, lo quería todo, lo abrazaba todo, hasta el exceso. Pero detrás del conquistador estaba el artista, el hombre que intuía antes que nadie, que veía el mundo no como era, sino como podía ser, bañado en iris y musgo de roble.


Murió en 1934, arruinado, rechazado por aquellos a los que había fascinado. Pero su legado perdura. François Coty no sólo inventó perfumes: inventó un mundo. Y en ese mundo, sopló el viento del deseo.

Los últimos perfumes de François Coty
ver más

Ingredientes más usados