"Extraigo mi creatividad tanto de mis emociones como de la belleza de ciertas materias primas".
Criado en París por padres científicos, Florian parecía destinado a ser ingeniero. Pero su curiosidad por los gustos y los sabores pronto se apoderó de él. De pequeño, observaba a su madre cocinar con gran interés. De origen armenio, jugaba con las especias en la cocina -comino, pimentón, nuez moscada-… un delicado baile que pronto le inspiraría para elaborar sus propias recetas ya a los diez años. Los recuerdos de su infancia son de su familia viajando a las tierras altas de los alrededores de Cannes durante las vacaciones, donde las mimosas florecían, o a Grasse, donde pasaba el tiempo visitando las perfumerías locales.
Tras terminar el bachillerato, Florian empezó a estudiar ciencias, pero nunca abandonó su amor por los perfumes. Tras una serie de prácticas de verano en la región de Grasse, incluida una en la que participó en la recolección del jazmín, Florian se propuso convertirse en perfumista profesional. Ingresó en la escuela de perfumería ISIPCA en 2012 y, a continuación, en la escuela Robertet de Grasse, donde se apasionó por las materias naturales.
A los 25 años, Robertet le envió a Buenos Aires durante un año. Los mercados argentinos despertaron su amor por el descubrimiento. Al cabo de poco tiempo, Florian fue contratado por Firmenich para ser el primer perfumista en dirigir su Taller de Fragancias Finas en Shanghai. Su incansable entusiasmo le granjeó la simpatía del equipo local, al que dirigía con la energía de una start-up. "En Occidente, el caramelo podría considerarse una nota golosa, mientras que los jóvenes chinos piensan en té o cereales. Aquí hay una gran libertad en el proceso creativo", afirma. Entre los ingredientes favoritos de Florian están las maderas, como el vetiver y el cedro, y los aromas ahumados o de cuero. Le fascinan especialmente los tonos animales especiados del oud natural, aunque también alaba la molécula sintética Ambrox, que desprende una profunda sensualidad.
Auténtico millennial resueltamente volcado hacia el futuro, Florian vive los valores de esta sociedad en plena efervescencia y se entusiasma con las nuevas tecnologías que enriquecen su paleta de perfumista, con la inteligencia artificial que evoca como un potente generador de ideas, y con los últimos avances en estudios sensoriales que permiten comprender mejor los poderes de un perfume sobre las emociones que provoca.
En 2019, Florian ganó el premio Internacional Perfumista-Creador de la Société Française des Parfumeurs (SFP), por una composición con temática de tabaco redondeada con un toque de Rhum. Un reconocimiento importante a sus ojos. "Extraigo mi creatividad tanto de mis emociones como de la belleza de ciertas materias primas". Florian afirma que es muy sensible y lo asume plenamente porque, en su profesión, sabe que esta cualidad es una fuerza que le permite expresar sus emociones más profundas.