Clément Gavarry
Clement piensa en sus creaciones como "un equilibrio entre corazón y mente". Es un perfeccionista que prefiere centrarse intensamente en un proyecto, por lo que a menudo le cuesta "soltarse" y terminar sus fragancias. "Me encanta conocer de verdad mi fórmula. Sólo así puedo encontrar el mejor equilibrio. Necesitamos tiempo para la prueba y el error, ¡o simplemente suerte! - para crear las mejores fragancias.
Para Clement Gavarry, la perfumería es un derecho de nacimiento: es la cuarta generación que ha vivido inmersa en la creación de fragancias. Nacido en París, guarda muy buenos recuerdos de sus visitas a Grasse, como plantar un cerezo en el jardín familiar y verlo crecer hasta producir deliciosas cerezas que recogía cada año con su madre. El padre de Clement, el perfumista Max Gavarry, le permitió adentrarse en el mundo de las fragancias por su cuenta "relacionándome con la naturaleza. En el sur de Francia, me encantaba oler el bálsamo de abeto, la siempreviva, los eucaliptos dulces y resinosos. Al bajar del avión en Niza, con sólo olerlo supe que estaba en casa". También recuerda los veranos que pasó hasta los 14 años cerca de Burdeos "en nuestro pequeño reino, un velero llamado Neroli", con el aroma del mar, la vida vegetal y la tierra cálida y húmeda de los alrededores. Qué recuerdos hace un perfumista.
A los quince años, Clement empezó a realizar prácticas anuales de verano relacionadas con las fragancias, disfrutando "siendo un detective, encontrando pistas y analizando ingredientes" en el campo de la cromatografía, su especialidad en la universidad. Una experiencia laboral temprana en Nueva York le trajo una epifanía: debía convertirse en perfumista. Ingresó en ISIPCA, la escuela de perfumería de Versalles, y se graduó con un máster y un diploma en química orgánica.
Desde los 20 años vive en Nueva York. "Nueva York es mi hogar adoptivo. La ciudad es un gran experimento: hay novedades constantes, energía, un ambiente que me encanta. Sentí una sensación de libertad y descubrimiento desde mi primer día aquí". Sus viajes a Vietnam, Senegal y Kenia también le sirvieron de inspiración; se dio cuenta de que -no importa adónde viajes- la naturaleza está en el centro de todo.
Clement piensa en sus creaciones como "un equilibrio de corazón y mente". Es un perfeccionista que prefiere centrarse intensamente en un proyecto, y a menudo le cuesta "dejarse llevar" y terminar sus fragancias. "Me encanta conocer de verdad mi fórmula. Sólo así puedo encontrar el mejor equilibrio. Necesitamos tiempo para la prueba y el error, ¡o simplemente suerte! - para crear las mejores fragancias. Pero la paleta Firmenich (de ingredientes) es increíble; es tan completa, con tanta calidad y singularidad".
