Amélie Jacquin
Es una experta en transformar la vitalidad joven de la ciudad en perfume, ya sea un nuevo restaurante de moda que inspira composiciones aromáticas únicas o una exposición de arte que le hace querer elaborar fragancias de determinados colores.
"Crear una fragancia es algo tan profundamente personal que da la sensación de que la gente lleva un trozo de ti".
Imagínese pasar una temporada en Grasse a una edad temprana, rodeada de los aromas del jazmín, la rosa, la lavanda y la adelfa. Así fue la infancia de Amélie Jacquin, que creció explorando las flores de la región y oliendo fragancias con su madre. Estos momentos fueron la inspiración que la condujo a la perfumería. Afincada en París, Amélie encuentra la inspiración en la ciudad, donde cree que "todo es posible". Es una experta en transformar la vitalidad joven de la ciudad en perfume, ya sea un nuevo restaurante de moda que inspira composiciones aromáticas únicas o una exposición de arte que le hace querer crear fragancias de determinados colores. Los descubrimientos relacionados con los viajes son su pasión: ya sean flores o plantas, personas o paisajes, comida o cultura, estas experiencias únicas despiertan su imaginación olfativa. "Vuelvo de cada destino con el deseo de traducir en perfume lo que he visto, saboreado y olido".
