Famosa mundialmente por sus cristales de lujo tallados con precisión, la casa Swarovski inicia su actividad en 1895, en Austria, gracias a Daniel Swarovski. Su innovación y calidad en la fabricación de cristales ha revolucionado este sector y ha catapultado su prestigio impulsando la diversificación de su catálogo hacia las joyas, relojes, accesorios, decoración y perfumes.
Su compromiso con la excelencia y su pasión por la belleza y el lujo quedan reflejados en su línea de perfumes, diseñada para evocar la belleza cristalina. Una de sus señas de identidad es la estética de los frascos, concebida como una joya que combina el atractivo visual con la experiencia olfativa.