La historia de Lalique está vinculada a la joyería y al trabajo artesano del cristal. La casa nace en París, en 1888, de la mano de René Lalique, quien rápidamente se consagra como un pionero del diseño en vidrio, referente del Art Nouveau y Art Decó. Es su colaboración con la casa Coty la que le lleva a descubrir el mundo del perfume, aunque su línea de fragancias nacería años más tarde, en 1992, impulsada por su nieta, Marie-Claude Lalique.
Los perfumes de Lalique son sinónimo de calidad, lujo y delicadeza como queda de manifiesto en sus cuidadas colecciones, entre las que destaca Noir Premier, compuesta por ingredientes seleccionados que revelan facetas inéditas de familias olfativas atemporales.