Pionera en la industria de la cosmética, Florence Nightingale Graham abre su primer salón de belleza en el Nueva York de 1910. Su visión sobre los cuidados femeninos, que incluía un ritual de cuidado de la piel enfocado en el bienestar, se completó en 1934 con el perfume Blue Grass, una de las primeras fragancias creada por una firma de cosméticos.
Uno de sus perfumes más icónicos es Red Door (1989), que hace referencia a la puerta roja de su salón de belleza en la Quinta Avenida y celebra la sofisticación y la elegancia femenina. Sun Flowers, 5th Avenue y Green Tea son otras de sus grandes creaciones en el universo de la perfumería.
Los perfumes de Elizabeth Arden alientan el empoderamiento femenino, inspirándose en la historia de éxito de su fundadora, e irradian delicadeza y encanto.