El té verde es una nota ligeramente dulce que evoca una estela fresca, aromática y fragante verde. A la vez refrescante y profundamente herbácea, resulta más ligera que la nota de té negro, que emite dimensiones más ahumadas y amaderadas.
El té verde pertenece a la familia de las camelias y su nombre botánico es camellia sinensis. Florece en partes cálidas y húmedas del mundo, como Sri Lanka, China, India, Kenia, Estados Unidos y Argentina. Si bien es posible obtener extracto de té verde a través de la destilación, la popular nota de té verde suele recrearse sintéticamente a partir de otras esencias y moléculas.
Se cree que nuestra adoración por las hojas de té se remonta a cinco milenios atrás. Según cuenta la leyenda, un antiguo emperador que vivía en lo que ahora es la China moderna descubrió el té por accidente. Un día, el emperador Shen Nong puso agua a hervir y se quedó dormido durante el proceso, mientras que algunas hojas de un arbusto cercano cayeron en el agua. Al despertar, el bien descansado emperador quedó encantado con su creación fortuita y, en adelante, decidió cultivar jardines llenos de todo tipo de árboles de té. Así nació la segunda bebida más consumida del mundo. Hoy en día, se preparan alrededor de 1200 billones de tazas de té cada año (o 36 000 tazas por segundo).
Durante una visita a la famosa marca de té Mariage Frères, la atención del perfumista Jean-Claude Ellena fue captada por una nota de Darjeeling: Castleton. Situado en el corazón de esta fragancia, el acorde de té verde, claro y refrescante, combina notas cítricas y florales. Este éxito abre una infinidad de variaciones en torno al té, y marca el inicio de los perfumes andróginos.
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