La flor del lirio de los valles crece en forma de campanitas que cuelgan de un tallo delgado que crece en el suelo del bosque en climas templados. Esta flor, increíblemente popular, tiene una temporada de floración corta, por lo que también se cultiva en invernaderos. Dado que las flores son demasiado frágiles para ser destiladas, a los perfumistas les resulta más fácil recrear sus diversos perfiles aromáticos utilizando una combinación de materias primas.
También conocida como campanas de mayo o lirio de mayo en francés, la flor está asociada con su recogida en el bosque el primer día de mayo. Esta tradición popular vincula la flor del lirio de los valles con el inminente “fin de los tormentos del invierno y el regreso de la felicidad”. Original del Renacimiento, la tradición del 1 de mayo se remonta a 1561, cuando Carlos IX ofreció la flor a los miembros de su familia como amuleto de la suerte. Se cree que atrae abundantes cosechas. En el mundo animal, la tradición de la flor afirma que su elegante forma de campana y su dulce aroma atraen al ruiseñor para que salga de su nido y encuentre pareja. En latín se llama convallaria y su nombre en inglés denota su preferencia por crecer en suelo ligeramente húmedo. Su nombre francés, muguet, es una distorsión medieval de las palabras nois muguete (nuez moscada) o musc (almizcle), en referencia a la similitud de los aromas. Como tributo a la fragancia del lirio de los valles, a los jóvenes elegantes franceses de los siglos XVI y XVII se les llamó muguets.
Christian Dior quiere un soliflor con olor a muguete, su flor favorita, que coloca supersticiosamente en los dobladillos de sus modelos, los días de desfiles de moda. El olor de esta pequeña campana blanca, por intenso que sea, no se puede extraer. Por tanto, el perfumista Edmond Roudnitska tendrá que recrear este sueño olfativo, perfectamente reformulado en este floral fresco, con acentos verdes y naturales que se despliegan sobre un corazón sostenido por el ylang-ylang y el jazmín.
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