Aunque la planta es originaria del Mediterráneo, en la actualidad se cultiva principalmente en los Balcanes, sobre todo en Serbia, para la industria del perfume.
Esta hierba alta, parecida a un arbusto, mide entre 40 y 60 centímetros de altura.
Florece durante todo el verano, desde finales de junio, con pequeñas flores amarillas en forma de pompón que no se marchitan al recogerlas, de ahí su nombre. La recolección se realiza a principios de julio, con máquinas similares a las que se utilizan para la lavanda. La mayoría de las flores se secan al sol durante unos días antes de enviarlas a extraer.
Bajo el luminoso cielo mediterráneo, florece la majestuosa siempreviva, la joya de los paisajes áridos. Como un eterno centinela del tiempo, esta flor de nombre evocador brilla en todo su esplendor.
Su brillante y precioso color amarillo dorado resplandece a la luz del sol, desafiando el paso de las estaciones con una gracia intemporal. Sus diminutas flores, agrupadas en densas cabezuelas, forman un luminoso joyero que recuerda los tesoros ocultos de los cuentos antiguos. Su delicada textura de papel perenne evoca la promesa de una belleza inalterable, que desafía los vientos y las mareas del tiempo.
Estos pétalos dorados, como el oro de los alquimistas, conservan su brillo incluso después de ser arrancados, transformando cada ramo en una obra de eternidad, de ahí su nombre. Las hojas de color gris plateado, lineales y suaves al tacto, añaden una nota de misterio a esta planta sublime. Contrastan magníficamente con el brillo dorado de las flores, creando una armonía visual digna de los más grandes pintores.
Francia, Serbia
Es en sus secretos medicinales donde la siempreviva revela toda su magia. Su aceite esencial, cuidadosamente destilado, es un elixir de juventud y curación. Cada gota, tan preciosa como una perla rara, tiene poderes regeneradores, calmantes y curativos.
Cura las heridas invisibles, repara la piel marcada por el tiempo y ofrece al alma un confort aromático que recuerda al viento acariciando las colinas mediterráneas. La flor de siempreviva, símbolo de durabilidad y eternidad, susurra historias de resistencia y belleza intemporal. Es una oda a la naturaleza, un poema vivo que celebra la fuerza y la delicadeza, un estallido de luz en el jardín de los recuerdos, donde cada pétalo dorado cuenta la promesa de una eternidad benévola.$ Más información próximamente