El clavel aporta un tono cálido y especiado a los acordes florales. Su trasfondo distintivo es brillante y vívido, y combina amorosamente con notas de rosa. Sin embargo, la experiencia de oler un clavel fresco es incomparable con la limitada experiencia de la nota de clavel. Independientemente, el clavel es el “quid” de muchas fragancias Ambrée por su vitalidad mordaz.
Extraer un absoluto de los claveles es particularmente difícil. Por esta razón, la fragancia siempre se ha replicado utilizando una mezcla de materias primas tanto naturales como sintéticas.
Proclamado por algunos y sospechado por otros, el clavel se ha forjado un camino tumultuoso pero fascinante. En la historia más reciente, el clavel se ha relacionado con la igualdad. Se sabe que Oscar Wilde se ponía la delicada flor en la camisa como un sutil guiño a su sexualidad. También se asocia el clavel con la valentía, recordando a los aristócratas que llevaban claveles camino a la guillotina durante la Revolución Francesa o a los soldados del Gran Condé que ensartaban la flor en los ojales de sus uniformes. En el arte medieval, el clavel simbolizaba el compromiso, muy parecido a los antiguos atenienses que tejían guirnaldas de claveles para las festividades en honor a sus dioses y adornaban las bebidas de los jóvenes prometidos para celebrar su compromiso.
Colombia, Francia, Estados Unidos
La fascinación de L'Air du Temps se debe a su extrema sencillez que, basada en materias primas naturales nobles, le confiere una verdadera riqueza. En 1948, el perfumista Francis Cabron creó un excepcional acorde especiado de clavel, sobre un sutil bouquet de esencias naturales: rosa, jazmín y un fondo cremoso y envolvente de sándalo. Robert Ricci dirá: “L’Air du Temps difunde un misterioso poder de seducción.”
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