Blanc Sada se inspira en la historia real de Sada Abe, una geisha japonesa cuya historia conmocionó a todo un país. Por amar hasta la obsesión, mató al hombre que deseaba, no por odio, sino para congelar el momento. Esta fragancia evoca ese momento suspendido, cuando la pasión roza la locura y la belleza oculta lo irreparable. Un kimono empolvado, un cuerpo que languidece en el tatami, una lenta caricia convertida en fatalidad. El acorde se abre con una bruma fresca, frágil y aldehídica. A continuación, el iris se funde con la dulzura lechosa del arroz y el lichi, creando una sensualidad silenciosa, casi peligrosa. En la base, la heliotropina añade una calidez íntima y sedosa, como un último aliento sostenido bajo la seda.