Una enmarañada red de fragancias en los confines de las civilizaciones; el musical y resplandeciente aroma de la seda derrama sus colores desde los brazos de los mercaderes a los pies de las sultanas. Bordada con el oro del sándalo, dobladillada con el satén sibilante del geranio, forrada con el terciopelo plateado del cardamomo, su alegría teje en secreto conspiraciones de harén.