¿Qué son los perfumes gourmand y por qué todo el mundo habla de ellos?

La evolución de los perfumes gourmand hacia nuevos territorios olfativos, menos ligados a los postres, juega con conceptos más saludables que nos permiten descubrir fragancias insólitamente apetitosas. Te invitamos a descubrirlas.

Aunque estemos tan familiarizados con las notas dulces, que parece que siempre hayan estado en la paleta del perfumista, no fue hasta principios del siglo XX cuando la perfumería experimentó la revolución gourmand con las nuevas moléculas de síntesis. Citando solo algunas de las más frecuentes, tenemos el benzaldehído, que huele a almendra amarga y a cereza; la vainillina y la etil vainillina, que huelen, como habrás adivinado, a vainilla; la ionona y metil ionona, que huelen a caramelo de violeta; y el famoso etil maltol (utilizado hasta la saciedad en los últimos años), que recuerda al algodón de azúcar.


Es en 1992 cuando se da por inaugurada la corriente de los perfumes gourmand con el lanzamiento de Angel, de Mugler, una fragancia creada por el perfumista Olivier Cresp, que combinó una dosis muy alta de etil maltol, vainilla y pachuli, originando una fragancia dulce con matices acaramelados y de praliné, muy adictiva. A partir de este momento, los acordes dulces empezaron a popularizarse en las creaciones olfativas con diferentes giros y guiños a un público joven que se iniciaba en la perfumería.

Las frutas también han entrado en el terreno gourmand dejándonos sentir su faceta más gustativa. Dos fragancias representativas: las manzanas de Be Delicious, de DKNY, y Nina, de Nina Ricci, apetitosas y tentadoras. El melón y la mandarina resultan jugosas y refrescantes en Polo Blue, de Ralph Lauren. La nota de pera con vainilla de La Belle, de Jean Paul Gaultier, gustosa y suave. La piña dota de un carácter especial a Aventus, de Creed y a Pineapple, de Dolce & Gabbana. Muy apetecibles resultan los frutos rojos de Sì, de Giorgio Armani. Y la cereza negra, protagonista de Lost Cherry, de Tom Ford, convertida en un ingrediente noble, gracias a la perfumista Louise Turner.

La perfumería ha aprovechado la faceta gourmand no solo de las frutas frescas, sino también de los frutos secos. Jérôme di Marino señala uno de sus trabajos como ejemplo de este tipo de fragancias más sofisticadas: “Tengo mucho afecto por un perfume que he desarrollado para la marca Une Nuit Nomade, llamado Jardins de Misfah, inspirado en un postre omaní con almendras, dátiles, miel…”.


Hay más ejemplos, como la nota de almendra tostada de Almond, de The Library of Fragrance, y de Perfect Intense, de Marc Jacobs. O la versión más dulce de este fruto seco, la almendra garrapiñada que encontramos en el Eau de Parfum Original, de Lolita Lempicka.

Algodón de azúcar, nubes, regaliz, caramelo… dan lugar a perfumes edulcorados, deliciosos y adictivos.


Flores y nubes de azúcar convierten a Sweet Like Candy, de Ariana Grande, en una esencia dulce y divertida. Pero también hay ejercicios perfumísticos que, sin dejar de lado la faceta gourmand, nos transportan hacia territorios más solemnes como Legacy of Petra, de Penhaligon’s, que conjuga mirra, regaliz y vainilla. No podemos olvidarnos del caramelo, que irrumpe goloso y chic en la famosa fragancia Candy, de Prada, por citar solo un ejemplo.

Postres y pasteles adornan las composiciones olfativas más apetitosas que podemos disfrutar sin remordimientos por el subidón de azúcar.


Dolce & Gabbana nos invita a degustar un panettone italiano en Devotion; Jean Paul Gaultier introduce una nota de merengue casi comestible en Divine; Ferragamo evoca a un tiramisú en Uomo; y Viva la Juicy Sucré, de Juicy Couture, recrea un cupcake glaseado, cremoso y suave. La decoración de su frasco no deja lugar a dudas…

En el top de los ingredientes gourmand de la perfumería, vainilla, haba tonka, praliné, cacao, miel y café protagonizan algunas de las esencias más aspiracionales de la categoría de lujo y nicho.


Empecemos por un perfume pionero, Shalimar, de Guerlain, uno de los primeros en emplear una gran cantidad de vainilla, un ingrediente universal de la perfumería y que gusta en todas las latitudes.


Volviendo a nuestros días, el trío de vainilla sobre el que está construida Burberry Goddess, obra de Amandine Clerc Marie, nos permite disfrutar de nuevas facetas olfativas. “Mi objetivo inicial para Burberry Goddess era ampliar el uso común de la vainilla para ofrecer un nuevo tipo de experiencia olfativa. Para ello, utilicé tres tipos distintos de extracción de vainilla. El primero es una Infusión de Vainilla, que proporciona la vainilla más brillante y amaderada posible. Después utilicé Firgood™, también conocido como Caviar de Vainilla, por primera vez en una fragancia. Este nuevo ingrediente innovador añade una vainilla dulce, rica y animal. Por último, el Absoluto de Vainilla es más oscuro e intenso, realzando la fragancia con un aspecto misterioso y lechoso”, explica la perfumista.


La nota de café podemos encontrarla con matices amaderados y tostados e, incluso, licorosos: en Café Rose, de Tom Ford, se siente como una bruma sensual y refinada al combinar rosa y café; mientras que en Black Opium, de YSL, resulta adictivo y excesivo; y en Awake, de Akro, el perfumista Olivier Cresp consigue un concentrado de energía.

La perfumería no cierra las puertas a otros ingredientes fuera del ámbito de la confitería. Palomitas, chicle, resfresco de cola e, incluso, la humilde leche se convierten en notas excepcionales en fragancias con mucha personalidad.


Es el caso de Pure XS for Her, de Rabanne con una explosiva nota de palomitas; Toy 2 Bubble Gum, de Moschino, con una nota de chicle; Tonka Cola, de Mancera, que expresa el ritmo trepidante de las grandes urbes y la cultura pop con una nota de cola gaseosa; y Milk, de Commodity, una fragancia cremosa y suave con una base de leche fría, maderas y resinas que recuerda la nostalgia de los días otoñales.

Los perfumes gourmand siguen evolucionando hacia nuevos territorios olfativos. Las nuevas tecnologías de extracción de ingredientes naturales, que permiten obtener fragancias más vívidas y realistas, dan alas a la creatividad de los perfumistas.



Por ejemplo, el tomate ha sido protagonista de una línea de fragancias para el hogar de Loewe y la remolacha está presente en Rogue X Kith, de Malin & Goetz. En L’Artisan Perfumeaur, Tonka Blanc combina haba tonka y coliflor para recrear la receta de una tarta de queso vegana. Y la sencilla calabaza es la protagonista de Pumpkin Pie, de Fragrance Library.